Pela y corta las frutas en trocitos pequeños.
Coloca cada una de las frutas en la polera.
Pon un cazo al fuego y añade la nata. Remueve.
Añade la leche y el azúcar. Remueve a fuego lento hasta que se funda.
Vierte la leche sobre las frutas en la polera. Tapa y ponle los palitos.
Déjalo en el congelador hasta el día siguiente.
¡Disfruta con toda la familia de tus cremosos polos caseros de fruta!